jueves, 22 de septiembre de 2011

Clanes vampíricos: Lahmia


"Permaneced en la oscuridad y el silencio, hermanas. Nuestra hora está a punto de llegar."


Se dice que todos los vampiros de la hermandad del clan Lahmia descienden de la Reina de Lahmia, uno de los siete nobles vampiros que escaparon a la destrucción de la ciudad. De ella se dice que desprecia a los varones, y por esto muy pocos de los vampiros del clan Lahmia son machos. En vez de ello, eligen doncellas extraordinariamente bellas de entre las familias más nobles de Bretonia y el Imperio para recompensarlas con el beso de sangre, después de lo cual intentan conseguir el control de los humanos que las rodean utilizando la astucia y la intriga. Ningún otro clan vampírico consigue infiltrarse en la sociedad humana tan bien como la Hermandad.

La presencia de las Lahmia apenas si es advertida, pero sus acciones se notan por sus consecuencias. No poseen la fuerza bruta de otros muchos vampiros, pero nadie las supera en sutilidad y astucia. Pueden conseguir sus objetivos mediante la política y las conspiraciones en vez de por medio de la acción directa. Son criaturas egoístas y desenfrenadas, que aman el esplendor y la riqueza y que no se detendrán ante nada para conseguir lo que desean.

No pueden probar la comida ni disfrutar del calor del sol, sus fríos corazones son incapaces de sentir amor alguno, y aunque su juventud y su belleza son eternas, son odiadas por la gente en cuanto son descubiertas. Esto significa que, por muchas riquezas que reúnan, o por muchos placeres que caten, sus alegrías siempre son huecas.

Las vampiresas del clan Lahmia son rápidas y escurridizas, y sus poderes vampírios les permiten fundirse con las sombras y desaparecer ante los ojos de los mortales. Pueden moverse tan rápidamente que son prácticamente invisibles a la vista. Para un humano la forma de una de estas vampiresas atacando no es más que una imagen borrosa, como si estuviera viéndolo a través de la niebla.

Las garras de las Lahmia alcanzan todos los niveles de la sociedad humana. Se interesan activamente por los asuntos humanos, tanto que nadie puede asegurar cuantas poderosas y viajeras mujeres nobles, viudas de príncipes y duques y doncellas de alta alcurnia que evitan la luz del sol y se encierran en altas torres y palacios opulentos son en realidad no muertos. Poseen un gran talento para las artes y el gobierno, y sus fuertes personalidades son prácticamente irresistibles para los mortales. Sin embargo, su temperamento iguala la rapidez de sus cuerpos, y es muy fácil que se enfurezcan y muy difícil que se apacigüen.

En lugares muy remotos del Viejo Mundo, pueblos enteros han caído bajo el poder de las Lahmia. En estos lugares los zombis vigilan las puertas para que nadie escape, y las vampiresas forman la aristocracia femenina que se alimenta cada noche del ganado mortal. Estos lugares deben ser purificados a sangre y fuego, muchas veces después de un duro combate contra las vampiresas y sus sirvientes no muertos.

Las Lahmia, al contrario que muchos otros vampiros del Viejo Mundo, se mantienen en contacto entre ellas y con su misteriosa reina, Neferata, que se dice que vive en un lugar secreto en lo slto de las montañas del Fin del Mundo. Muy pocos pueden aventurar cuáles son las motivaciones y los objetivos de las Lahmia, pero se dice que están preparándose para una terrible lucha contra los otros clanes vampíricos, quizá con el objetivo de convertirse en las señoras supremas de todos los inmortales.

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