jueves, 22 de diciembre de 2011

Diario de campaña: Skavens (Semana 1, segunda parte)

Cuando el jugador skaven me pasó la narración de su primera semana, por un error sólo salió la descripción de su ejército, y faltaban los movimientos de sus tropas en la primera semana de Nacheren (y los sucesos que acontecieron, vistos desde el punto de vista de Skritch Susurroagudo, su Vidente Gris y general supremo skaven). Podéis ver la primera parte AQUÍ.


 ¡Por fin se verán recompensados mis esfuerzos! Sabía-sabía que esta isla guarecía algo más que un puñado de criaturas enormes. Recibí un mensaje notificándome que ese inútil de Frinkch Roetuercas ha partido en busca de un antiguo tesoro oculto en las ruinas de un templo de las cosas-lagarto. Y eso fue antes de que encontrase en una llanura un buen filón de oro. Ese ingeniero parece tener algún tipo de sexto sentido para las cosas que brillan.

De hecho, es posible que esos dos Roetuercas estén tramando algo en mi contra. Hace dos días que Frankch salió corriendo del campamento, vociferando cosas acerca de la Gran Cornuda y desde entonces no tengo noticias suyas, ¡es intolerable! No solo eso, sino que las líneas de suministros han estado transportando montones de materiales hacia Foso Umbrío bajo el mandato de Frankch, alegando que van a montar una factoría de artilugios de guerra. Espero por su bien que no se les haya ocurrido tramar algo que pueda poner en peligro la expedición. De todas formas esos artefactos que los ingenieros brujos son capaces de fabricar me pueden resultar muy útiles en esta isla. Ahora que ya ha dado sus instrucciones preferiría que estuviese muerto-muerto, y si no me equivoco y esa rata resulta ser un traidor, deseará estarlo. Además, así los artilleros tendrían un jefe firme, que no vacilara al apuntar a los traidores y se mantuviese fiel a los designios de la Gran Cornuda.

Por otro lado, ese torpe de Garrarrabiosa ha hecho grandes hallazgos. Descubrió la localización de un lugar en el que abastecernos de materias primas con las que preparar más cuchillos y armaduras. Me va a venir muy bien-bien para reponer todas las armaduras y cuchillos que se han perdido junto con los soldados. Sin duda ese Bablich Colmillosarna ha tenido algo que ver en el asunto. Me han llegado noticias de las supuestas hazañas que está logrando sobre sus adversarios, ¡y de que él también ha logrado enviar todos los recursos necesarios para construir nada menos que un templo a su asqueroso e impío dios! De seguro que de no ser por él, a estas alturas Garrarrabiosa ya estaría en el estómago de algún bicho repugnante. ¡Ese maldito-maldito! ¡Se ha atrevido incluso a saquear un cementerio lleno de cosas-muertas! Esto no puede seguir de este modo. No puedo permitir que ese Colmillosarna atraiga tanto la atención de mis soldados. Impediré que esos despojos se desvíen del rastro que la Gran Cornuda nos deja, y enviaré a Colmillosarna y a sus repugnantes monaguillos llenos pus al infecto abismo del que proceden.

Y todo esto está ocurriendo mientras yo estaba anclado en esos espesos bosques plagados de salvajes cosas-bestia. Fuimos atacados en varias ocasiones por las cosas-bestia, pero salimos bastante bien parados en lo referido a número de bajas. Sin embargo, todos aquellos ataques furtivos procedían de la misma dirección. Pensando que intentaban proteger algo valioso continuamos avanzando hasta que pude comprobar el motivo de sus ataques: huían de una enorme expedición formada por sanguinarias y despiadadas cosas-hombre a sueldo. Sufrimos cuantiosas bajas, aunque nada que fuese irreemplazable. Pero habríamos acabado con ellos si ese avaricioso de Frinkch Roetuercas no hubiese insistido en llevarse toda esa artillería ¡Avaricioso-avaricioso! Será mejor que no olvide a quién debe obediencia, y que únicamente permití que se llevase toda esa artillería para asegurarme de que no iba a explotar delante de mis narices.

He enviado emisarios a los destacamentos de Roetuercas y Garrarrabiosa con instrucciones de regresar inmediatamente a Foso Umbrío para rendir cuenta de sus progresos y tal vez, escarmentar a alguno de ellos para meter en vereda al resto. ¡Esa panda de sucios-sucios traidores temblarán ante mi presencia! ¡No pienso dejar que actúen por su cuenta! ¿Tan estúpido-estúpido me creen? ¡No deben olvidar quién manda en esta expedición y que deben someterse a los deseos de la Gran Cornuda! ¿Y por qué esos inútiles sacos sarnosos llenos de pústulas no han encontrado aún piedra de disformidad? Siento la energía pura del Caos emanando en estas tierras. Haré que sigan buscando mientras regresamos a Foso Umbrío. Suerte que aún me queda un poco...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...